Desde niña mi mamá me decía: "No todo lo que brilla es oro", porque siempre me gustó lo dorado y los "genuinos" como solía llamarles a las piedras semi preciosas o de plano de plástico pero que brillaban.
Un día mi flakis y yo fuimos de compras y se me ocurrió llevar unos tacones suficientemente alto para que a los 200 pasos quisiera unas chanclas. Así que en la primer tienda que encontramos compré estas doradas.
Las amo porque son súper cómodas y de un dorado muy claro.
Ya tengo mil años con ellas y se ven bastante desgastadas...aunque aún brillan un poco.
Amo mis chanclitas doradas!
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